domingo, 15 de febrero de 2009

Rumbo al Gabinete Oscuro I


Viernes.

Monserrat. El barrio de Monserrat con su bohemia me abrió sus puertas de pensiones donde viven inestables almas como la mía.
Esto es como un bote, esto es como un barco, un día se está en un puerto, otro día, en otro.
En una pensión, que está sobre la calle México, pero cuyos datos obviamente no daré para resguardar a una reina poderosa, vive Víctor –la reina poderosa –, quien por las noches es Madame Olympe de Gouges.
Un amigo suyo me recibió en la puerta de entrada, que dijo llamarse Apolo. –Otro personaje con sobrenombre –pensé.

Antes que Apolo me invitara a pasar, tuve que mandar un mensaje de texto por mi celular al celular de Madame Víctor, avisando que estaba en la puerta de calle, ya que las pensiones carecen de un portero eléctrico.
–Hola –me dijo. –Soy Apolo, un amigo de Víctor, él está arriba probando algunas cositas. Subí.
Mientras subíamos las escaleras, pensé que Apolo era un buen nombre para un muchacho como ese. De más está decir porqué.
En el descanso de las escaleras se nos acercó un muchacho rubio con una cámara de foto profesional.
–Hola Nico –lo saludó un Apolo sonriente.
–Tengo todo listo, ¿está? –Dijo el fotógrafo.
–Cambiándose –respondió Apolo.


Luego entramos los tres a la pequeña pieza de Víctor.
Nuestro anfitrión estaba sentado a la mesa reflejándose en un espejo redondo. Gracias al reflejo, podía aplicarse el maquillaje en los párpados. Estaba envuelto en una bata, y el capullo andrógino se sentaba en un banco. Poco a poco abandonaba su naturaleza viril, para metamorfosearse en una hembra humana.
–Mariposa, acá te traigo dos amigos –Dijo Apolo haciendo una reverencia mientras nosotros ingresábamos en el pequeño cuarto.
– ¡Hola! ¡Viniste! –Exclamó mientras se incorporaba para saludarme. Con la misma euforia plumífera saludó al fotógrafo. Nos sentamos en la cama.
–Discúlpenme, me agarraron justo con mis lociones y pociones cosméticas. ¡Qué sería de mí sin esta porquería! ¡Sin estos brillos y cremas patinosas, sería el triste y solitario Victor! ¡Pobrecito Victor! ¿Qué sería sin mí? –exclamaba mientras acariciaba tiernamente, la superficie helada del espejo. –Encerrado en el cristal. Pero te llevaré conmigo, pues me caes simpático. –Levantaba el espejo y la voz tomaba un timbre femenil. Nico comenzó a fotografiar. Era lógico, pues estábamos presenciando el nacimiento de Madame Olympe de Gouges. Las poses de diva merecían ser retratadas y el fotógrafo no dudó un momento en hacerlo.
– ¡Mi querido Victor! El único hombre que amo ¡Mi príncipe único, mi caballero andante, mi paladín preclaro! Tú me rescataste del terrible sino que se alzaba sobre mi vida. ¡Mi triste vida! Yo era una señorita aseñorada, yo era una joven avejentada; triste yacía yo, en la soledad del mundo, sin un amigo, sin un hermano que me prodigara amor y afecto. Pero llegaste tú, en tu caballo alado y viniste a rescatarme. A mí.
Me abrí como la rosa, en el tiempo justo. Aquí estoy, mi amado Victor, ¡yo soy Selene!. Gracias a tu poder, palpito, y si, por la cara de la luna en la que estás resguardado, desapareciera tu fulgor, entonces sabré que he muerto, porque somos uno mismo hermano mío. Somos ambos dos mitades de naranjas que se habían perdido en un mercado de barrio, ahora reencontradas en una fruta jugosa. Una circunferencia perfecta. Un planeta tierra donde crece la vida como jardín edénico. ¡Te debo la vida por haberme rescatado del pozo de dolor en el que estaba oculta!


Y culminando su pequeño monólogo, unió sus labios con la boca de la imagen copiada en el espejo, y pareció que el clon de cristal era Victor que se asomaba como a una ventana redonda.
¡Bravo!, aplausos, fueron el saludo a Madame. Gracias, dijo Madame, ¿qué desean tomar? ¿Mate, café, cerveza, whiskey, ginebra, té, leche chocolatada, tequila, vodka, café con leche, mate con leche?
–Para culminar esta hermosa tarde y empezar la noche, quiero una ginebra –Dijo Nico.
–Apolo querido, sírvenos mate en el viejo porongo* –Dijo madame con aire señorial. –Dispensen, a falta de otras infusiones y bebidas, tomaremos, si no les molesta, el tradicional y comunitario mate argento.
–Es lo que quería tomar –respondió Nicolás.
Madame se acomodó en su silla nuevamente para mirarse al espejo y probarse unas pelucas, al tiempo que me hablaba.
– ¿Y princesa? ¿Qué hay del príncipe que te tiene atrapado en tu propio sueño?
– ¿Leíste mi blog?
–Sí y sumado a lo que me referiste personalmente, aquel día en el bar, ¿te acordás?, no pude evitar tomar algo de vos. Soy media camaleónica.
–Sin duda –respondí admirado por las más extravagantes pelucas.
Hay de muchos tipos para adornar la cabeza. Las hay elevadas como torres; afros de distintos colores; platinadas y lacias; con trenzas, morochas o rubias. Madame eligió una que tenía como dos cuernos, dos conos que de sus puntas se desprendían dos mechones ondulados de pelo.
–Hermosas ¿no? Un día de estos te invito a probarlas. Es muy divertido hacer esto.


Apolo se sentó al lado de Nico.
– ¿No es hermoso, mi amigo Apolo? –me preguntó.
–Claro que sí. Hace honor al nombre que ostenta –respondí.
–Es soltero. Todavía no encuentra su Jacinto, aunque a veces suele intimar con Nico.
–Para qué esperar a alguien que va a morir –acotó Apolo.
Madame rió.
–No te veo esperando a un Jacinto. Más bien, pienso que te iría mejor ese nombre al de Apolo.
– ¿Por qué?
–Te noto bastante femenino. No creo que Jacinto hubiese tomado una posición activa –respondí.
–Eso no lo podemos saber. Apolo y Jacinto se amaban.
–Y no importa lo que parezca, cuando dos se gustan, se gustan y no hay que preguntar –intervino Nicolás, mirando sonriente a su amigo Apolo.
–Muy interesante charla –interrumpió Madame –pero no compliquemos las cosas porque temo nos perdamos en un atolladero mental del cual no podamos salir. Lo importante de todo esto es que en la cama no importan los roles.
– ¿Quiere decir que Nicolás también opta por ser pasivo? –pregunté asombrado.
–Es lo que más disfruto –Rió Nicolás y Apolo se le tiró encima para quedar atrapado entre sus brazos.


Nicolás es un tipo corpulento, más grandote que Apolo. Tiene el pelo largo, barbita desprolija y fuertes brazos.
–Él es Nicolás –dijo Madame. –Lamento no haberlos presentado. Él vive a dos cuartos del mío, es fotógrafo y fue filósofo alguna vez. Pero ha querido que el destino nos encontrara en este sucucho y he aquí que Nicolás halló en el Gabinete Oscuro, su verdadera pasión. Creo que por ella está dispuesto a morir.
– ¿Qué es el Gabinete Oscuro? –Pregunté.
–Ya lo preguntaste la primera vez que nos vimos, ¿recordás? No te impacientes, dentro de unas dos horas estaremos allí. Comeremos allí, beberemos allí, bailaremos allí y encontraremos lo que buscamos… allí.
El último “allí” de Madame sonó como un misterioso retraso de la “y” acompañada de una mirada con el mismo tono: afinada e inquisidora.
Luego Apolo se retiró para traer el mate y mientras tomábamos la infusión y charlábamos, Madame empezó a desembolsar unos trapos. Eran vestidos que comenzaban a perder su opacidad. Ganaban brillo las lentejuelas bajo la bombita de luz de la pieza.
–Hoy me vestiré con este –Y sin prestarnos atención, como ensimismada en el resplandor del vestido, se dejó caer la bata, que se deslizó acariciando su cuerpo, y completamente en pelotas, comenzó a montarse el vestido.
Era un vestido ajustadísimo tipo femme fatale: negro, con el dibujo de una hiedra en lentejuelas que partía de su cintura y se cruzaba con retorcijones hasta llegar al hombro derecho. Por detrás el vestido tenía una abertura en “v”, que dejaba ver su hermosa espalda.
–Este es el que llevaré –Dijo y remató su transformación con la peluca de dos cuernos.
–Apolo querido, los demás vestidos hay que devolverlos.
Apolo embolsó los que estaban sobre la cama y preparó otras cosas, otras bolsas, y acomodó los cosméticos de Madame.
–Podría maquillarme allá –Me dijo. –Pero quiero salir así a la calle, aunque no con el vestido.Se volvió a desvestir y se puso una ropa cualquiera.

Me anunciaron que pronto nos iríamos al Gabinete Oscuro.

-



*Porongo: recipiente donde se toma el mate.

1 comentario:

  1. Gracias por comentar en mi blog, te respondo a todos tus msjs en uno solo:

    1- Sí, la verdad que "acomerlaaaaaa" hubiera sido un buen titulo, pero en ese momento ni se me ocurrió :p

    2- Qué bueno que se note el tono de "humor". Nunca pensé que alguien se podía calentar con mis fotos, las subo sólo por diversión, me gusta cómo salen algunas... y nada más

    3- "Semi-desnudo para siempre"??? Por el momento no es conveniente que me desnude totalmente, quizás en un futuro sí, o no, quién sabe.

    ResponderEliminar