domingo, 1 de febrero de 2009

Otra aclaración

Miércoles 28 de enero de 2009

Mi verdadero nombre es Damián y no Hero como me he dado a llamar. Esta es otra salvedad que tengo que hacer cuando comienzo a escribir este blog.
Las razones por las cuales firmo como Hero son dos. Una de ellas no la nombraré y es la razón principal. Los que son duchos en la materia de mitos tendrían que saberlo, y los que no, lo sabrán más adelante. No es un enigma, pero decidí cambiármelo, un poco para ocultarme y otro poco por amor.
Hero no es un nombre masculino, es un nombre de mujer y esta razón hizo más fuerte mi deseo de llevar ese mote, dado que por mi elección sexual, tengo algo de femenino.

Los dibujos son también de mi autoría, como el dibujo del cabezal. Allí está representado el Príncipe Leandro y hay una pregunta: ¿Cómo será cuando sea Rex?
A causa de este dibujo peleamos con Lautaro.
–¡Qué tarado que sos! ¿Cómo lo vas a dibujar así? –decía Lau.
–¿Cuál es el problema?
–Que lo hiciste de unos treinta años más o menos y con un físico de atleta, nada más alejado de la imagen de un pendejo, que en la vida real, no de tu cabeza, tiene veinte años y no tiene los atributos corporales que muestra esta ilustración.
–Otra vez malinterpretaste todo.
–Lo que interpreto es que vos seguís siendo el mismo soñador de siempre, que no parás un segundo, ¡mirá lo que te digo!, ¡un segundo!, de idealizar a las personas y así te alejás del mundo, porque pensás a la gente como vos querés verla y no como realmente es.
–Te concedo razón en todo lo que decís, pero acá la estás embarrando mal.
–A ver, decime entonces.
–Si hablaras menos y no te sulfuraras tanto, podrías entender. No estás viendo todo. Es verdad que idealicé al muchacho. Soy consciente. Yo mismo lo llamo Príncipe, ¿no lo estoy enalteciendo desde ese momento? A la belleza hay que coronarla. Esta es mi forma de rendirle tributo. Y tan idealizado lo tengo, que me lo imaginé como sería cuando tenga, como vos bien hiciste notar, unos treinta años aproximadamente.
De allí la pregunta que pasaste por alto: ¿Cómo será cuando sea Rex? Es decir, la pregunta, es, mi imaginación, la respuesta, es el dibujo. ¿Cómo será cuando llegue a Rey? Y, va a ser algo así como mi dibujo, una especie de atleta. Vas a ver que es como yo te digo, su cuerpo florecerá en una época futura. Y en cuanto a lo espiritual en mi Leandro, florecerá también y, junto con lo corporal, harán de un príncipe, un rey.

Lautaro hizo silencio unos segundos. Su rostro había adquirido una expresión de tristeza.
–Tenés que parar con todo esto, no te hace bien. Disculpame si me alteré de esta forma, pero vos no podés seguir enalteciendo, como decís, a cada persona que te cruzás por la vida. ¿Dije vida? ¿Qué vida estás llevando desde hace trece años? Vivís fantaseando con príncipes y qué se yo, y hasta ahora, en concreto, sincerate, ¿amaste a algún príncipe?
–Amé... Ahora estoy amando, estoy dando todo lo que tengo de hermoso en mí, a Leandro, todo esto es por él. A la vez, trato de hacer mi camino hasta que un nuevo príncipe llegue a mi vida.
–Hermano, todo lo que decís es enfermizo y lo sabés bien. Leandro es una imaginación de tu cabeza delirante. Hacés todo esto... ¿Sabés que la verdad es que no sé por qué mierda hacés todo esto? Yo me meto en tu cabeza, trato de ayudarte y termino más enfermo que vos, porque vos no cambiás un litro de lo que tenés que cambiar.
–¿Un litro?
–Sí, un litro, porque somos el 75 % agua boludo, y vos tenés agua de zanja en tu cuerpo, pelotudo. Escuchame una cosa. No podés seguir malgastando tiempo y energía en alguien que ya no vas a volver a ver, y si volvés a ver no va a pasar nada; no podés porque tenés veintisiete años, te pasaste toda la vida en una nube de pedos, nunca estuviste de novio, nunca te garcharon como tenía que ser, nunca te divertiste como debías; en definitiva, se te están pasando los últimos años de tus mejores años, tarada. Dentro de tres años, qué digo tres años, menos, dentro de poco, vas a tener treinta añitos y ahí te quiero ver. Si ahora hacés retumbar las paredes de tu cuarto lamentándote por las cosas que no hiciste; si te la pasas desperdiciando tu amor en un sueño; si no le das al cuerpo suficiente poronga, no me quiero imaginar cómo vas a estar cuando seas un treinta y pico.
–Es que ya me siento un treinta y pico.
–Acabala, querés. Terminala con tu autocompasión.
–No es autocompasión, es la verdad y me siento mal por la verdad. ¿Y qué si es autocompasión? Sería una manera de quererme, no como los muchachos, que siquiera me miran.

–Sí, pero hace un mes Leandro se fijo en vos. Y él, si es que no es una alucinación tuya, es bastante agraciado por lo que parece. ¿Por qué no tomás lo positivo? El pibe estaba interesado en vos y te lo hizo saber. Pero lo que tenés que entender es que tiene veinte años, que seguramente querrá garchar con medio mundo.
–No creo que él sea así.
–¡Pero terminala! Eso es lo que VOS, cabeza de loco, pensás, no sabés si en verdad es así, porque lo viste dos días. Con garchar con medio mundo me refiero a que querrá hacer la de él, no atarse a nada, divertirse, cosas que tenés que hacer vos también.
–Su belleza me deslumbró.
–Bueno recuperate de tu ceguera, nene, y volvé a andar la vida. Mirá, lo que tenés que hacer es vivir. No es muy difícil y nos tenés a nosotros como amigos. Si no tuvieras a nadie sería peor, así que no lloriquees tanto. Vos tenés que conocer más chicos, más todavía. Tenés que enamorarte de uno y al otro día dejarlo por otro, de esta forma vas a conocer el verdadero amor, el amor a la vida. La vida es movimiento y vos te quedás enganchado mucho tiempo en lo que podría haber sido y no fue. Eso YA FUE. Ahora es el momento que olvides por completo todo el pasado, todos los chicos que conociste. Hace de cuenta que sos virgen y que tenés que conocer a alguien. Hoy es el día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario